jueves, 9 de junio de 2011

Epoca prehispanica

La Epoca Prehispánica

RASGOS

Desde luego, la historia de nuestra música debe comenzar con el arte sonoro prehispánico que, aunque desaparecido en su forma y apariencia inicial, ha influido en mil sutiles formas sobre la posterior evolución de la música en México. Sin embargo, poco es lo que se puede decir respecto del substrato indígena de nuestro arte sonoro. Si bien el testimonio arqueológico, así como el de los cronistas de la Conquista, indican que la música tenía gran relevancia en el mundo indígena, la música prehispánica como tal sigue siendo para nosotros una "terra incognita", y probablemente conserve dicho carácter para siempre, pues que sepamos no fue anotada, el mundo del que formaba parte fue violentamente destruido, y ya hace siglos que fue borrada por el viento.

Los hallazgos arqueológicos de instrumentos musicales indígenas nos hablan de su naturaleza acústica, de su gran variedad y difusión, así como de las diferencias que había entre el instrumental empleado por las diversas culturas mesoamericanas, pero son incapaces de decirnos cuáles eran los principios formales, los procedimientos de composición a que se recurría para hacer música con tales medios. Además, no en vano ha insistido el musicólogo Curt Sachs en prevenirnos contra el error -en que incurren incluso investigadores como Samuel Martí o Robert Stevenson- de confundir la potencialidad de un instrumento con la música que efectivamente se ha realizado en él. Es decir, como la serie de sonidos obtenidos en un instrumento no necesariamente indica la selección de sonidos, o si se prefiere, el tipo de escala básico que elegirá una comunidad cultural dada para hacer música, la existencia de un instrumental autóctono, por muy sugestivas que sean sus características, no permite conclusiones certeras acerca de la música tocada en él en determinada época. (Un ejemplo característico de ellas: "Galaxias", una obra de Héctor Quintanar, requiere una dotación instrumental que no difiere grandemente de la normal, pero exige de los músicos formas de ejecución ortodoxas y poco habituales, cuando no enteramente nuevas, que nada tienen que ver con la manera de tocar los instrumentos tradicionalmente establecida).

Por otra parte, en el caso de la música prehispánica, el abundante testimonio de los cronistas españoles -exclusivamente verbal y con frecuencia cargado de prejuicios etnocéntricos y actitudes emotivas- se refiere básicamente a la música azteca, y secundariamente a la maya, sin proporcionar suficientes elementos de juicio acerca del arte sonoro de otras culturas que florecieron en lo que es hoy el territorio mexicano.

 

Igualmente, el intento de reconstruir ese mundo sonoro a partir de la música de los grupos indígenas actuales tiene que ser seriamente cuestionado ya que, por un lado, la música de todos ellos, incluso los más primitivos y apartados, muestra profundas huellas del impacto europeo y, por el otro, los grupos que mantienen con mayor pureza su carácter y hábitos tradicionales y que, por lo mismo, tienen más títulos para ser considerados como representativos del mundo indígena, se localizan en sitios que por lo general no corresponden a lo que puede considerarse propiamente como territorio mesoamericano, o bien apenas hallan en la áreas marginales del mismo y, además, jamas alcanzaron el elevado nivel cultural que tuvieron los pueblos de Mesoamérica o, si llegaron a tener un alto grado de desarrollo, han involucionado, degradando su herencia.

Sin embargo, el talento y la capacidad musicales del indígena están más allá de cualquier duda. La sorprendente velocidad con que la música europea fue asimilada y dominada por los indígenas inmediatamente después de la llegada de los conquistadores constituye una prueba fehaciente de la existencia de las cualidades indicadas. Los indios dificilmente hubieran dominado tan pronto el canto gregoriano o se habrían dedicado con tal entusiasmo al canto polifónico si hubiesen carecido de una fuerte tradición musical.(Algunos de los acompañantes de Cortés eran cantores e instrumentistas competentes, y las crónicas nos cuentan de qué manera los nativos quedaron fascinados por el arte de esos músicos y cómo los imitaron a la brevedad posible. Incluso, los cronistas de la época narran algunas divertidas anécdotas que hablan de la astucia, la facilidad y la rapidez con que los indígenas supieron despojar de sus mejores secretos profesionales a sus maestros europeos).

Por ello es indudable que si bien la música indígena pudo no influir en forma directa sobre la de los conquistadores -lo que es difícil de probar o de rebatir en vista de las dificultades ya indicadas que hay para la determinación de lo que verdaderamente es o haya sido el arte sonoro autóctono- la sensibilidad indígena matizó y tiñó el aporte europeo, transformando con ello su carácter inicial. De esta manera, el elemento indígena contribuyó a modelar un folclor que, aunque pueda ser rastreado hasta sus orígenes hispánicos e incluso más allá, remontando sus fuentes africanas o levantinas, es distintiva y específicamente nuestro.

 

2. Ubicación geográfica

La cultura maya cubrió el territorio sureste de lo que es hoy la República mexicana y que corresponde a los estados de Yucatán, Campeche, Tabasco, Quintana Roo y la zona oriental de Chiapas, lo mismo que la mayor parte de Guatemala, Honduras, El Salvador y Belice, cubriendo una extensión territorial que varía, de acuerdo con los diversos arqueólogos e historiógrafos, entre 325,000 a 400,000 Km2, teniendo por límite el Golfo de México y mar de las Antillas; el océano Pacífico; el río Grijalva (conocido en Guatemala como río Usumacinta), en el estado de Tabasco y el río Ulúa en Honduras y el río Lempa en El Salvador actuales.
Se les dividió para su estudio en tres grandes regiones o zonas naturales:
1ª - Zona Norte:
Que incluye los actuales estados de Yucatán, en su totalidad y la mayor parte de Campeche y Quintana Roo. En tal territorio el terreno es pedregoso y semiárido con partes bajas donde predomina una vasta planicie calcárea con
vegetación de monte bajo, con clima regularmente seco y cálido en demasía. No hay ríos de superficie, pero el terreno es permeable y el agua se filtra rápidamente, formando corrientes subterráneas que se abren en bocas naturales llamadas "cenotes".
2ª - Zona Central:
Cuenta desde el río Usumacinta o Grijalba en el actual
estado de Tabasco, hasta la parte oriental de Honduras, incluyendo también el Petén guatemalteco, Belice y parte de Chiapas. Tiene un clima caliente y húmedo, con lluvias abundantes en la temporada. La vegetación es de tipo tropical.
3ª - Zona Sur:
Comprende las tierras altas y la faja costera del océano Pacífico, con parte de Chiapas, Guatemala y El Salvador. El clima es templado y frío en las serranías, con zonas calientes y húmedas, pobladas de densos pinares y cipreses en su mayoría. Hay alturas que sobrepasan los 1500 metros sobre el nivel del mar.

UBICACION GEOGRAFICA

Los mayas se desarrollaron en la península de Yucatán en la región de Mesoamérica. Abarcaron los actuales países de México, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Bélice y El Salvador.

 

RELIGION



Toda la vida de los mayas está inspirada en ella, de allí que hasta la organización del estado sea teocrática.
Los mayas rindieron culto a las fuerzas de la naturaleza, sus principales dioses fueron:

  • Hunab Ku (el creador), señor de los cielos y dios del día.
  • Itzamná (hijo de Hunab Ku)
  • Chac (dios de la lluvia, y fertilidad de la agricultura)
  • Ah Puch (dios de la muerte)
  • Yun Kaax (dios del maíz)

Esto nos muestra que la cultura maya era "Politeísta". Todas las creaciones mayas están fundamentadas por una concepción religiosa del mundo, ya que este se concibe de origen divino y perneado por energías sagradas que determinan todo acontecer. Estas energías son los dioses, que encarnan en las fuerzas de la naturaleza, como los astros y la lluvia (Chaac); y también son energías de muerte, como los dioses que producen enfermedades y la misma muerte. Pero esas deidades también tienen aspectos animales: el Sol se manifiesta a veces como una guacamaya o un jaguar; la Lluvia, como una serpiente; la Muerte como un murciélago o un búho, etc. En las artes plásticas se representa como seres fantásticos, mezcla, de varios animales y conformas humanas que llevan un atributo animal y vegetal, como ojos de serpiente, garras, colmillos y hojas saliendo de su frente.El universo está constituido por tres grandes planos horizontales: el cielo, la tierra y el inframundo. En el cielo, dividido en trece estratos o niveles, reciben los astros, que son dioses, como la luna (Ixchel) y Venus (Nohok Ek). El espacio celeste está representado por una deidad llamada Itzamná, "el dragón", que se representa como una serpiente emplumada de dos cabezas o un dragón (mezcla de serpiente, ave, lagarto y venado). Este dios, que es el supremo de la religión maya simboliza la energía fecundante del cosmos, que infunde vida a todo el universo.
La tierra, es una plancha plana que flota sobre el agua; pero también se concibe como un gran cocodrilo o lagarto, en cuyo dorso crece la vegetación. Los mayas yucatecos la llamaron Chac Mumul Aín, "gran cocodrilo lodoso".

ECONOMIA

 



Organización económica
La
economía es muy simple, ya que la producción depende de los requerimientos familiares, pero poco a poco se genera una división del trabajo, que dará origen a la diferenciación de clases sociales.
Cuando se inicia la agricultura y los
grupos mayences se hacen sedentarios, esa actividad se convierte en la base de la economía, complementada con la caza, la pesca y la recolección. El sistema agrícola de los mayas fue el de rosa o milpa, el cual consistía en derribar árboles y arbustos, quemarlos y después sembrar usando un palo aguzado, llamado bastón plantador, al inicio de la temporada de lluvias.
El descubrimiento de restos de obras hidráulicas indica que los mayas construyeron canales para riego, lo que les permitió una mayor producción agrícola.
La tierra era explotada de forma comunal.
El comercio tuvo gran desarrollo. Se exportan
productos como miel, copal, algodón, cacao, plumas y obsidianas.

En una vasta y rica región de América, el pueblo maya creó una de las más originales y grandiosas civilizaciones antiguas. Los mayas no constituyen a un grupo homogéneo, sino un conjunto de etnias con distintas lenguas, costumbres y realidades históricas, pero que comparten rasgos que nos permiten integrarlas en una unidad cultural. A la vez, esta unidad forma parte de otra mayor, la cultura mesoamericana.
En este
trabajo podemos observar los tres grandes períodos de la trayectoria histórica mayense, los cuales son: preclásico, clásico y postclásico.
También se ha hablado mucho de la "desaparición" de los
mayas, pero esto constituye un error, ya que lo que desapareció fue su libertad y la gran cultura que crearon en la época prehispánica; pero los hombres mayas con sus costumbres cotidianas y buena parte de todas sus creencias permanecen aun en sus regiones originales, sustentados en su misma concepción ancestral del mundo y la vida.

CONSTRUCCION DE PIRAMIDES

Una pirámide (del latín pyrămis, -ĭdis) es una construcción monumental, con forma piramidal, normalmente de base cuadrangular.
Orígenes
 
Se ha discutido mucho sobre el origen de la forma piramidal en la construcción humana. Las pirámides surgieron en distintas civilizaciones sin contacto entre sí, lo que ha dado pie a multitud de especulaciones de toda índole. Sin embargo, des
Esquema de mastaba.
de un punto de vista meramente estructural o constructivo, la forma piramidal es un resultado casi inevitable del simple deseo de ganar altura utilizando piedra escuadrada.
En la antigüedad, la arquitectura común empleaba materiales fáciles de conseguir y manipular, tales como el barro o la madera. No obstante, este tipo de construcciones no perduraban en el tiempo. Cuando se deseaba un edificio más longevo, como una tumba, o un edificio emblemático, se recurría entonces a la piedra (o al ladrillo si no se disponía de lo primero). Las primeras construcciones de piedra por tanto obedecieron a propósitos funerarios o religiosos, y tanto en Egipto (Mastabas) como en América, aunque miles de años después, ya adoptaron una forma troncopiramidal.
Con el tiempo, se empezaron a edificar tumbas y plataformas religiosas encima de las anteriore.(quizás con la intención de manifestar mayor poder que el predecesor). Este tipo de prácticas derivó en las pirámides escalonadas, un tipo de construcción muy similar a los Zigurat mesopotámicos.
No queda constancia de los motivos que impulsaron el paso desde este punto a la típica pirámide prismática, aunque no es descabellado pensar que el salto formal fuera simplemente estético.

Pirámide escalonada. Saqqara.
Pirámide clásica. Dahshur.

 Construcción

Falsa bóveda en Guiza.
Algunas pirámides no consistieron en "simples" apilamientos de piedra, requiriendo enorme esfuerzo, habilidad, ingenio y capacidad organizativa, para su construcción. Aunque algunas civilizaciones que construyeron estos monumentos conocían el arco de descarga (como la egipcia), emplearon preferentemente estructuras adinteladas. Sin embargo, los grandes dinteles de piedra eran incapaces de soportar las tremendas presiones ejercidas sobre ellos sin fracturarse, de modo que para abrir estancias y pasillos interiores, recurrieron a la técnica de la falsa bóveda, consistente en ir aproximando ligeramente de forma escalonada las hiladas de los muros, hasta conseguir un efecto similar al de un arco apuntado, pero con dovelas horizontales.
Los recubrimientos exteriores de estos edificios variaron mucho de unas culturas y épocas a otras, encontrándose desde revestimientos de piedra caliza hasta estucos.
El proceso de tallado de las piedras era extremadamente lento, ya que éstas solían ser piedras duras (tipo granítico). Para trabajarlas se utilizaron herramientas de bronce y sílex y el pulimentado se conseguía mediante frotado con el propio polvo de las piedras o con abrasivos más duros como el polvo de cuarcita.[2]
La ausencia de documentos ha imposibilitado conocer los métodos constructivos empleados en las pirámides antiguas, pero no hay constancia del empleo de la rueda, por lo que las teorías más aceptadas especulan con rampas o espirales exteriores[3] sobre las que se irían deslizando los bloques mediante palancas.[4]
Sólo a partir del siglo XX, tras la popularización del acero y el vidrio como materiales de construcción, los arquitectos han vuelto a incorporar la pirámide a su repertorio formal.Archivo:Teonate.JPG

ESCRITURAS
La escritura maya, común y equívocamente llamada jeroglíficos mayas, fue el sistema de escritura usado por la civilización maya precolombina en Mesoamérica, siendo el único sistema de escritura descifrado de los sistemas de escritura mesoamericanos. Las primeras inscripciones que son identificables como mayas datan del siglo III a. C., y la escritura fue usada hasta un poco después de la llegada de los conquistadores españoles en el siglo XVI (e incluso luego en lugares como Tayasal). La escritura maya usaba logogramas complementados por un juego de glifos silábicos, con funciones similares a los de la escritura japonesa. La escritura maya fue llamada "jeroglífica" por los antiguos exploradores europeos de los siglos XVIII y XIX, quienes no la entendían, pero encontraron que tenía reminiscentes similitudes en su apariencia con los jeroglíficos egipcios, con los que la escritura maya no está relacionada.

La escritura maya se compone de un complejo conjunto de glifos que laboriosamente se pintaban en cerámica, muros o códices, se tallaban en madera o piedra, o se moldeaban en estuco. Los glifos tallados y moldeados también se pintaban, aunque con frecuencia la pintura se deterioraba hasta perderse.
Actualmente unos tres cuartos o un poco más de las inscripciones mayas se han podido descifrar con variados grados de certidumbre, lo suficiente como para dar una idea panorámica de su estructura.
La escritura maya era un sistema logosilábico. Los símbolos individuales ("glifos") podían representar bien una palabra (normalmente un morfema) o una sílaba; a decir verdad, el mismo glifo confrecuencia podía usarse de las dos formas. Por ejemplo, el glifo calendárico MANIK’ se usaba asimismo para representar la sílaba chi. (Por convención se escriben las lecturas logográficas en mayúsculas y las lecturas fonéticas en cursiva (itálica). Es posible, pero no está comprobado, que estas lecturas conflictivas se originaran al ser adaptada esta escritura a nuevos idiomas, como sucedió con los caracteres Han para el japonés (kanji). Igualmente hubo ambigüedad en sentido contrario: glifos diferentes se podían leer de la misma manera. Por ejemplo, media docena de glifos sin relación aparente se empleaban para escribir el pronombre de tercera persona u-, de uso muy común. La put maya se escribía usualmente en bloques organizados en columnas de dos bloques de ancho, y se leían de la siguiente forma:
Orden de lectura de los glifos mayas. Posee reconocible analogía con el orden de escritura de la actualidad, como por ejemplo, en las columnas de un periódico.
 
Dentro de cada bloque, los glifos eran dispuestos de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha, aparentemente casi como los bloques silábicos de la escritura coreana Hangul. No obstante, en el caso del maya, cada bloque tendía a corresponderse con una frase nominal o verbal tal como 'su tocado verde'. Además, los glifos a veces eran abreviados o condensados, en donde un elemento de un glifo sustituiría parte de otro. El condensamiento aparece en otras escrituras: Por ejemplo, en los manuscritos españoles medievales la palabra de a veces se escribía Ð (una D con el trazo central de una E). Un ejemplo en inglés es la "y comercial" (en inglés ampersand) o et (&) que es una ligadura de la palabra "et" en francés normando. A veces, en lugar de la configuración usual de los bloques, se escribían los glifos mayas en renglones o columnas sencillas, o en forma de 'L' o 'T'. Estas variaciones aparecían más frecuentemente cuando se adaptaban mejor al área disponible para escribir.

Los glifos mayas eran básicamente logográficos, es decir, cada símbolo representaba un ente o concepto, como "pescado" o "jaguar". En general, los glifos utilizados como elementos fonéticos fueron en su origen logogramas correspondientes a objetos cuyas voces asociadas en lenguaje hablado eran monosílabos terminados en una vocal, en una consonante débil (como y, w, h) o en una oclusiva glotal (sonido parecido al de la h en las interjecciones ¡uh!, ¡ah!, ¡eh! del castellano).
Un ejemplo es la evolución a glifo fonético del logograma 'aleta de pescado'. Tenía dos representaciones: podía ser el dibujo de una aleta de pescado, o también el de un pescado con la aleta prominente. En el lenguaje hablado, aleta de pescado era kah. Por eso los glifos 'aleta de pescado' terminaron funcionando también como glifo fonético de la sílaba ka.


CALENDARIOS
El calendario maya consiste en tres diferentes cuentas de tiempo, que transcurren simultáneamente:
El calendario maya es cíclico, porque se repite cada 52 años mayas. En la cuenta larga, el tiempo de cómputo comenzó el día 0.0.0.0.0 4 ajau, u 8 cumkú (en notación maya) que equivale, según la correlación generalmente aceptada,[1] al 13 de agosto del 3114 a. C. en el calendario gregoriano[2]
La casta sacerdotal maya, llamada ah kin, era poseedora de conocimientos matemáticos y astronómicos que interpretaba de acuerdo con su cosmovisión religiosa, los años que iniciaban, los venideros y el destino del hombre.
El calendario maya, según algunos estudiosos, aparece ya en culturas más antiguas como la olmeca; para otros, sin embargo, este calendario es propio de la civilización maya. Las similitudes con el calendario mexica, ofrecen evidencia de que en toda Mesoamérica se utilizó el mismo sistema calendárico.

El sistema de calendario tzolkin consta de 260 días (kines) y tiene 20 meses combinados con trece numerales (guarismos). El tzolkín se combinaba con el calendario haab de 365 días de 18 meses (uinales) de 20 días (kines) cada uno y cinco días adicionales denominados uayeb, para formar un ciclo sincronizado que dura 52 tunes o haabs o 18.980 kines (días).
La cuenta larga era utilizada para distinguir cuándo ocurrió un evento con respecto a otro evento del tzolkín y haab. El sistema es básicamente vigesimal (base 20), y cada unidad representa un múltiplo de 20, dependiendo de su posición de derecha a izquierda en el número, con la importante excepción de la segunda posición, que representa 18 × 20, o 360 días.
Algunas inscripciones mayas de la cuenta larga están suplementadas por lo que se llama serie lunar, otra forma del calendario que provee información de la fase lunar.
Otra forma de medir los tiempos era medir ciclos solares como equinoccios y solsticios, ciclos venusianos que dan seguimiento a las apariciones y conjunciones de Venus al inicio de la mañana y la noche. Muchos eventos en este ciclo eran considerados adversos y malignos, y ocasionalmente se coordinaban las guerras para que coincidieran con fases de este ciclo.
Los ciclos se relacionan con diferentes dioses y eventos cósmicos. Es así como el quinto sol representa el final del ciclo estelar asociado a la luna y el inicio del periodo conocido como el sexto sol asociado al regreso de Kukulkan.





JUEGO DE PELOTA
El juego de pelota mesoamericano fue un juego ritual cuya práctica se extendió a lo largo de los tres mil años de historia precolombina mesoamericana, se han encontrado en todas las culturas de la región de Mesoamérica, tan al sur como Nicaragua, y, posiblemente, tan al norte en sitios oasisamericanos como Paquimé y algunos de la cultura Fremont en el estado de Arizona en EE.UU. Fue llamado tlachtli por los pueblos nahuas y pok-ta-pok por los mayas. Durante la dominación española el juego fue prohibido por el inquisidor Tomás de Torquemada, aunque sin desaparecer del todo.[1]

El ulama y la pelota mixteca son juegos parecidos que podrían ser una derivación del antiguo juego de pelota. Por su parte, el pok-ta-pok o tlachtli, aún sigue siendo practicado en México y Guatemala, como una forma del folklore regional.
Se dice que el vencedor seria sacrificado para los dioses. En memoria de la decapitación de Hun Hunapú, padre de Hunahpú e Ixbalanque, según relata el Popol Vuh.
 En el continente americano y especialmente en México desde la llegada de los primeros pobladores (hace más de 30.000 años) hubo importantes progresos, aprendieron a cultivar la tierra, a trabajar el barro y la piedra así como a domesticar animales. Con el paso del tiempo las aldeas se convirtieron en ciudades. Se crearon las religiones, las leyes y formas propias de arte, se avanzó en ciencias e inventaron sistemas de escritura y numeración. La zona mas importante de este desarrollo cultural en México fue la llamada Mesoamérica, su evolución fue larga y complicada y se conoce la presencia del hombre en estos territorios con fecha de hace 21.000 a 14.000 años (Piña y Laurencich, 1990).
    Por la influencia del medio geográfico, las culturas que surgieron fueron de muy diversos tipos: grupos recolectores, cazadores, sociedades tribunales y complejas civilizaciones de gran esplendor, como la Olmeca, Teotihuacana, Mayas, Zapotecas, Mixtecas, Toltecas, Tarascos y Aztecas. Sin embargo, para los propósitos de este trabajo ofreceremos las características básicas de las culturas que más importancia tuvieron para el desarrollo del juego de pelota.
    La cultura más antigua de la que se conocen sus manifestaciones es la Olmeca (1500-200 a.C.). El nombre olmeca deriva de las palabras náhuatl olli, goma, y mecatl, estirpe (Piña y Laurencich, 1990). Indudablemente, los olmecas no se llamaban a sí mismos "el pueblo de la goma", pero el nombre sirve para designar el área metropolitana olmeca: Tabasco septentrional y Veracruz meridional, región mexicana de la goma, material utilizado para la fabricación de la pelota. Los centros ceremoniales más importantes de esta cultura fueron San Lorenzo, que fue abandonado hacia el 900 a.C.; Las Ventas, último gran centro supremo de la cultura Olmeca (800-400 a.C.) y Tres Zapotes (desde 400 a.C.) en el que los arqueólogos ya no hablan de una unidad cultural entre los olmecas. En las dos primeras se encuentran canchas de tierra para la práctica del juego de pelota, aunque sin construcciones especiales (Castro, 1973). El nacimiento del juego de pelota se sitúa en el desarrollo de estas civilizaciones, aunque es en 1995 cuando, en el sitio de Paso de la Amada, Chiapas, donde se localizó la que, hasta el momento, es la cancha más antigua con fecha entre 1400 y 1250 a.C. (Taladoire, 2000). No está claro que en la época Olmeca el juego terminara con un sacrificio humano, sin embargo es posible que las cabezas colosales, maravillosos ejemplos de la escultura olmeca, representen a jugadores de pelota decapitados (Castro, 1973; Ortíz, 1992; Uriarte, 2000) (fig. 1).



Organización social

La vida en los grandes centros urbanos del prehispánico debía ser tan compleja como lo es en las modernas ciudades de la actualidad. Lo que se sabe de los mayas nos hace pensar así. En el artículo "Los mayas" de Howard LaFay se puede leer que:
"Desapareció la imagen del hombre maya como primitivo agricultor pacífico practicando ritos religiosos esotéricos en la quietud de la selva. El resultado es un pueblo guerrero lleno de vida, en numeroso insospechado anteriormente, que usó técnicas agrícolas muy avanzadas. Y al igual que los vikingos a medio mundo de distancia, comerciaban e invadían con brío".
Howard LaFay#GGC11C
Estela maya en Campeche; bajorrelieve de personaje ataviado; Museo de la Soledad.
La sociedad maya estaba organizada sobre la base de una marcada estratificación social, a la cabeza de la cual se encontraba la nobleza, los almenehoob ("los que tienen padres y madres"). Este grupo privilegiado monopolizaba el poder y la autoridad al ostentar los puestos políticos y religiosos. El gobernante supremo de la provincia era, como ya vimos, el Halach Uinik (o Halach Wíinik) en quien residía el poder absoluto sobre los asuntos terrenales y espirituales. Se le llamaba también Ahau; sus emblemas eran el escudo redondo y el cetro en forma de figura antropomorfa con cabeza de serpiente. El cargo de Halach Uinik era hereditario dentro de una sola familia, y pasaba del padre al hijo mayor.
El Halach Uinik era, al mismo tiempo, el Batab o jefe local de la ciudad en la que vivía, y tenía bajo su mando al resto de los bataboob o jefes locales de las poblaciones que conformaban la provincia. Como jefe supremo, recibía tributo, convocaba a los guerreros y formulaba la política.
En la guerra cada Batab comandaba a sus soldados, pero existía un comandante militar supremo llamado Nacom, que desempeñaba el cargo durante tres años y respondía directamente ante el Halach Uinik.
Después de los bataboob estaban los Ah Cuch Caboob, quienes administraban los barrios en los que se encontraba dividida la ciudad. Un cargo similar era el de los Ah Kuleloob, delegados que acompañaban al Batab, sirviéndole de ayudantes, portavoces y mensajero. Encontramos también a los funcionarios encargados de las cuestiones sociales y ceremoniales, llamados Popolna y Ah Holpop. Finalmente, la categoría más baja de funcionarios era la de los Tupiles, que hacían las veces de "alguaciles" o policías, manteniendo el orden y vigilando el cumplimiento de la ley.
El grupo de los sacerdotes, llamados genéricamente ahkincob (singular: Ahkin), tenía la misma categoría que los jefes o Bataboob. El "sacerdocio" también era hereditario y privativo de unas cuantas familias de la nobleza. El supremo sacerdote recibía el nombre de Ahuacán, que significa "señor serpiente". Sus actividades se relacionaban con el ritual, los sacrificios, la adivinación, la astronomía, los cálculos cronológicos, la escritura jeroglífica, la educación religiosa y la administración de los templos.
Debajo del Ahuacán estaban los sacerdotes llamados Chilames o adivinos, destinados a interpretar los designios que los dioses enviaban a los hombres a través de los oráculos. El encargado de llevar a cabo los sacrificios rituales y abrir el pecho de la víctima para sacarle el corazón era el Nacom, que no debe confundirse con el jefe militar a quien también se le llamaba así. Le ayudaban cuatro asistentes llamados Chacoob, quienes, además de sostener a la víctima, tenían otras funciones, como la de encender el fuego nuevo en el mes de Pop, ayunar y untar de sangre a los ídolos que recién se habían esculpido en el mes de Mol.
No hay duda sobre el lugar que ocupaban los mercaderes profesionales (Ppolom) en la escala social. Eran miembros de la nobleza, no sólo por descender de los navegantes putunes conquistadores de esa tierra, sino por tener en sus manos esa importante actividad económica. Así, el cronista Antonio de Herrera y Tordecillas en su Historia general de los hechos de los castellanos en las islas y tierra firme del mar océano señala:
"En esta tierra de Acalán, usaban hacer señor al más caudaloso mercader, y así lo era Apoxpalón, que tenía gran trato de algodón, cacao, esclavos, sal, oro, aunque poco y mezclado con cobre, y otras cosas; y de caracoles colorados, para atavíos de las personas, resinas y sahumerio para los templos y tea para alumbrarse, colores y tintas para pintarse en las guerras y fiestas y para teñirse par defensa del calor y del frío y de otras mercaderías que habían menester..."
Antonio de Herrera y Tordecillas
Por su condición de nobles, los mercaderes fueron aliados poderosos de los jefes militares, ya que les informaban sobre las rutas y las posibilidades económicas y defensivas de otros pueblos.
Aunque, en general, toda la tierra era propiedad comunal y pertenecía a los pueblos, los nobles tenían mayor acceso al producto de la tierra (los frutales, las plantaciones de cacao y las salinas), no la poseían ni la trabajaban: lucraban con el trabajo de los agricultores. Éstos recibían también el pago de tributos, consistentes generalmente en productos de la caza y la pesca, cultivos de la milpa, miel, mantas de algodón y servicio personal.
Debajo de este complejo estrato que era la nobleza, estaba el pueblo, la gente común llamada Yalba Uinikoob ("hombres pequeños"), Chemal Uinicoob, Memba Uinicoob o Pizilcan, todos ellos plebeyos. Estos nombres significan lo mismo que el término náhuatl Macehual, frecuentemente utilizado en la época colonial.
La "gente común" era la más numerosa y comprendía a los campesinos, pescadores, leñadores, aguadores, albañiles, artesanos, canteros, tejedores, cargadores, etcétera. El pueblo era el que cultivaba el maíz y producía los alimentos para sí mismo y para la clase noble. También era el que cortaba, cargaba, labraba y esculpía las piedras que conformarían los grandes edificios, el que construía las calzadas y los templos, el que decoraba sus fachadas con pinturas y mosaicos, y el que con su tributo en especie y en trabajo sostenía a la clase privilegiada.
Por debajo del pueblo se encontraba el último peldaño en la escala social: los esclavos, (ppentoc, masculino y munach, femenino). Eran, en su mayor parte, individuos capturados en la guerra o bien esclavizados por algún delito. También se podía nacer esclavo o convertirse en tal al ser vendido en el comercio o al quedar huérfano.
En forma esquemática se puede decir que la sociedad maya se dividía en cuatro grandes grupos sociales:
  • La nobleza formada por sacerdotes, guerreros, burócratas y comerciantes, ejercía el poder y se pertenecía a este grupo sólo por nacimiento.
  • Los artesanos especializados, que elaboraban los objetos utilizados por la nobleza para vestirse, adornar sus viviendas y demostrar su rango.
  • Los campesinos que vivían dispersos en torno a las ciudades y tributaban un tercio de lo que producían a la nobleza.
  • Los esclavos, prisioneros de guerra que eran vendidos para hacer trabajos o para ser sacrificados en determinados rituales a la lluvia, la tierra o el sol
GOBIERNOS

Organización política (gobierno)

En el período Clásico (290 al 909 d. C.), los gobernantes supremos recibían el título de K’inich (Rostro solar), Ahaw Te‘ (señor Árbol), Ch’ul Ahaw (Señor Sagrado) o Bakab (Sostenedor del Mundo). Otros nobles emparentados con él se llamaban Ahaw (Señor).
También había gobernantes de centros o ciudades secundarios, quienes eran llamados Sahl (Sahalo’ob en plural) y le rendían fidelidad al Ahaw Te‘.
Durante el clásico terminal (800 al 1000 d. C.) y posclásico temprano (909 al 1451 d. C.) hubo otra forma de gobierno en la península de Yucatán: el Multepal o gobierno confederado, cuyas ciudades hegemónicas fueron primero Chichén Itzá y después Mayapán. En el Multepal no hubo un solo gobernante, sino que el gobierno se ejecutaba por medio de varias personas a la vez, quienes se consideraban “hermanos”. Cada uno de los integrantes del consejo de gobierno (Multepal) recibía el título de Ah Tepal.
División de cacicazgos mayas en el S.XVI según Ralph Roys
Después de la destrucción de Mayapán (1451) la península de Yucatán se fragmentó en 16 ó 17 provincias independientes llamadas Kuchkabal. Cada Kuchkabal tenía su capital, donde residía el Halach Wíinik ó Halach Uinik (Hombre verdadero), quien tenía autoridad militar, judicial y política. Cada Kuchkabal se dividía en Batabilo ‘ob (Batabil en singular) que estaban regidas por funcionarios de alto rango. Llamados Batabo ‘ob (Batab en singular). Los Batab le rendían fidelidad al Halach Wíinik y a veces eran sus familiares. A su vez, Batabil estaba dividido en varias Kuchkteel o unidades residenciales. Esta unidad organizativa residía en un pueblo y estaba dividido en familias extensas. Sus líderes se reunían en un consejo para solucionar los asuntos de gobierno y, según parece, el Batab también formaba parte de ese consejo. Los consejos de cada Batabil estaban integrados por los representantes de los intereses de las familias: ah k’ ulo ‘ub (ah k’ ul en singular) y los representantes nombrados por el Batab: ah kuch cabo ‘ob (ah kuch kob en singular). Los kuchtabal de Hocabá-Homún y Calotmul no tenían Batabes, sino que el segundo nivel de gobierno era ejercido por los Holpop, funcionarios nombrados por las cabezas familiares de las kuchteelo ‘ob.
El Halach Uinik era el sumo sacerdote de cada kuchkabal. Le seguía en categoría el Ahaw Kan May o Ah K’in May. Los sacerdotes regulares se llamaban: ah k’in, los sacrificadores: ah nakom, los que profetizaban: chilan, otros sacerdotes de menor grado: chako’ob y en el Yucatán moderno son los hmen. Los líderes o capitanes guerreros se llamaban Nakom, aunque el Batab también tenía alto rango militar.
En las tierras altas de Guatemala, el gobierno quiché estaba a cargo de los Ah Pop y el gobierno de los cakchiqueles a cargo de cuatro funcionarios llamados Ago, aunque dos de ellos ejercían el poder verdadero: el Ahpotsots’il y el Ahpoxahil.

 DECADNCIA DE LAS CULTURAS

La decadencia de la cultura maya

Mardi 8 mai, 2007
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A partir del 830 d.C. comienza un periodo de desintegración de los viejos patrones que habían alcanzado su punto culminante hacia el 650 d.C., iniciándose un proceso de deterioro mediante el cual todos los centros del sur decaen antes del 900 d.C.; justo cuando la civilización clásica estaba en su máximo apogeo.
Las causas de tal decadencia son complejas y no están definidas del todo; un hecho claro es que en un corto espacio temporal la cultura de la elite desapareció, abandonándose los edificios públicos y cesando la manufactura de productos de lujo y la erección de estelas con escritura jeroglífica. Al mismo tiempo, se produjo una dramática despoblación del sur de las tierras bajas. Este fenómeno no ocurrió en el norte sino hasta 150 años más tarde. El exceso de población, el agotamiento de las tierras fértiles, la malnutrición, la competición militar por los territorios para ampliar la producción en un sistema que tendía hacia el desequilibrio ecológico, la quiebra de las relaciones comerciales y la mayor distancia social entre una élite cada vez más numerosa y falta de soluciones y una clase campesina cada vez más explotada, y presiones de sociedades del exterior con nuevas ideas acerca de la explotación de las riquezas y de la guerra, se combinaron en este desastre de la civilización clásica del sur de las tierras bajas mayas.

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