lunes, 27 de junio de 2011

INDEPENDENCIA DE MEXICO

PINTURAS
La Revolución (1910-1921) marca un periodo fundamental en la historia moderna de México. Los gobiernos que siguieron a la lucha armada se llamaban a sí mismos "revolucionarios" porque proclamaron que ellos eran los depositarios y continuadores de los logros de la Revolución: justicia social, participación del pueblo en las decisiones políticas, repartición de tierras de latifundios, alternancia política, lucha por la independencia y soberanía económicas, mejoría en la vida laboral, entre otros.
Durante y después de la Revolución Mexicana se elaboraron imágenes plásticas que representan la lucha revolucionaria, sus logros o a los protagonistas de la contienda (Emiliano Zapata es uno de los más retratados, pero también hay imágenes de Pancho Villa, Francisco I. Madero y otros). Sin embargo, no todas estas imágenes dicen lo mismo. Cada pintor tuvo su propia opinión de la Revolución según la experiencia que vivió durante esa época, y de acuerdo a la posición política y social en que se ubicó durante y después de 1921.
Hubo artistas que fueron testigos presenciales de la lucha revolucionaria (como José Clemente Orozco y Francisco Goitia), y hubo otros que no la vivieron porque estaban estudiando o viviendo fuera de México (como Diego Rivera). Algunos artistas se interesaron y se unieron a las causas populares que surgieron durante la lucha, otros no se identificaron con ellas y creían que el pueblo era manipulado por los caudillos. Unas cuantas imágenes revolucionarias se pintaron durante los años de lucha, pero la mayoría de ellas se realizaron una, dos, tres o más décadas después de concluido el conflicto. En general, las obras contemporáneas a la lucha son más trágicas y desesperanzadas que aquellas que se hicieron posteriormente, en donde se idealizan algunos aspectos.

MODAS EXTERNAS
Así como las corrientes artísticas y de pensamiento provenientes de otros países se hicieron presentes en el arte Mexicano, la influencia del extranjero también se hizo sentir en otros aspectos tales como la moda femenina, algunas costumbres, el tipo de productos que se consumían e incluso la reorganización que se hizo de las ciudades. Estados Unidos de América y Europa, particularmente Francia, fueron los países que más influencia tuvieron sobre la sociedad Mexicana. En el caso del primero, algunos de los elementos que explican su marcada presencia   en México son su cercanía geográfica y los lazos económicos establecidos durante el porfiriato, que hicieron que productos de todo tipo, como alimentos procesados, artículos de higiene y belleza, automóviles y aparatos telefónicos, entre muchos otros, llegaron al país con prontitud a través de las vías del ferrocarril.

Francia fue un caso aparte desde el siglo XVIII, cuando desde ella, vía España, llegaron al virreinato las ideas de la ilustración, que no solo tuvieron un papel fundamental en las reformas llevadas a cabo por el Monarca, sino también en las ideas libertarias de los primeros independentistas. A   lo largo del siglo XIX, el modelo francés de gobierno   durante los periodos republicanos de este país europeo, así como las teorías de pensadores como J EAN Jacob-Rousseau, estuvieron constantemente presentes en las discusiones políticos. En la segunda mitad del siglo, las ideas del francés Auste Comte sirvieron para justificar la existencia de una dictadura y para delinear el proyecto de la sociedad que las elites políticas e intelectuales del periodo buscaron llevar a la práctica en México.

MUSICA,TEATRO Y CINE
No se trata de entrar a fondo en los acontecimientos históricos que forjaron lo que hoy se llama México. Pero son éstos el apoyo indispensable, ya que no se puede desligar la creación artística de las circunstancias que la rodean.
.....Para cuando se tramaba comenzar la Guerra de Independencia, promovida por los mismos criollos al querer proteger sus propios intereses, una de las razones más importantes que los alentaban en hacer esta lucha, era que ya se podía pensar en México como una nación con sus propias características. Los mismos criollos no se sentían españoles puros, eran criollos, nacidos en México y en muchos de los casos personas que ni siquiera conocían España. De ahí la enorme necesidad de independizarse.
.....Hablar de una nueva nación implica una nueva cultura. En México convivían diversas culturas de todo el mundo, y como en este país todo se asimila y se reinventa al propio modo de ser, las expresiones sonoras de un pueblo que llevaba 300 años cocinándose y mezclándose entre razas y sonidos no se hicieron esperar: serían también la bandera de una nueva manera de ser y entender el mundo, la mestiza.

cine
Si se tiene como cine de ficción a aquel que emplea actores para contar un argumento, habría que remontarnos hasta 1896 para encontrar el primer ejemplo de ello en nuestro cine.
Un duelo a pistola en el bosque de Chapultepec (1896) fue filmada en ese año por los franceses Bernard y Veyre, en base a un hecho real, ocurrido poco tiempo antes entre dos diputados en el bosque de Chapultepec.
Esta cinta levantó una ola de protestas en la prensa, debido a que el público interpretaba el evento como la filmación del hecho real. A pesar de que se anunciaba que el filme era una reconstrucción de los hechos, el público no distinguía todavía la diferencia entre realidad y ficción. El carácter realista del cine hacía pensar que todo lo que se mostrara era, al ser capturado por la cámara, verdadero.
Las reconstrucciones de eventos famosos no eran novedad en 1896. Edison había filmado una pequeña cinta para su Kinetoscopio que bien pudo haber inspirado la cinta de Bernard y Veyre. Pedro Esquirel and Dionecio Gonzales - Mexican Duel (1894) presentaba quizás a los primeros mexicanos mostrados en película: dos hombres que se enfrentaban en un duelo a cuchilladas. Esta imagen del mexicano violento fue, desde entonces, el estereotipo impuesto por el cine norteamericano al referirse a México. Otras reconstrucciones famosas fueron las realizadas por Méliès sobre el hundimiento del barco Maine (1898); la realizada por el mismo Méliès sobre la coronación de Eduardo VII de Inglaterra (1902); y la realizada por Edwin S. Porter sobre el caso de la señora Soffel (1901).
Volviendo a México, Salvador Toscano filmó en 1899 una versión corta de Don Juan Tenorio. Este filme mostraba la ambivalencia con que se tomaba la ficción en esa época: era documental porque registraba la representación teatral de la obra, pero era ficción porque únicamente mostraba el desempeño de los actores.

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